La Amabilidad en tiempos de Covid-19

¿Por qué no decir: «El Amor en tiempos de Covid-19?»

Porque debemos aprender a gatear antes de caminar, creo y siento que siendo amables es el primer paso (gateo) antes de amar.

Estamos viviendo una época que creo que muchos no nos imaginamos ser parte de ella y nos ha dado tiempo de reflexionar tantas cosas, desde lo cotidiano hasta lo más profundo de nuestras almas.

Ahora, viendo para afuera, los países han entrado en una división y no en unión por buscar culpables a todas las medidas tomadas en cada nación. Es agobiante leer noticias y no encontrar, buenas noticias. Nos estamos llenando el cerebro de negatividad, el alma de amargura y el carácter de pesimismo.

Nosotros los católicos/cristianos tenemos una misión grande y oportunidad de demostrar que se puede ser amable en tiempos de caos para poder después llegar a amar a quién nos necesite o a quién se encuentre cerca de nosotros en esta encierro.

Cada quién esta viviendo su realidad de la pandemia y todos tenemos historias que contar de nuestras nuevas experiencias. Yo tenía más de tres años de no escribir en el blog (darle seguimiento) porque me había consumido el trabajo, esa era mi prioridad y olvidé lo que me nutre el alma.

ME perdí en un desierto largo, pero ahora entiendo que fue necesario. No dejé mi oración, no dejé de pedir por todas sus intenciones que me dejan en el blog, no dejé mi misa, no dejé mi comunión; pero si dejé el ruido, me quedé en un silencio. Un silencio largo que me enseñó muchas cosas sobre mi que antes no conocía.

Ahora, éste momento que vivimos me ha enseñado a ser paciente, tolerante, prudente, consciente y AMABLE.

¿CÓMO? esforzándome a ser una persona buena y agradable con todos. Aprender a sonreír, a pensar antes de hablar, a contener mis impulsos, a aceptar a los demás como son y no como yo quiero que sean. Aprender a soltar. Yo no llevo el timón de mi barco, Jesús lo lleva por mi. Él me guía y yo navego con Él.

Hoy quiero compartir esto contigo, para que podamos ser luz en tanta oscuridad. El tiempo amerita que seamos amables. Es nuestro tiempo de dar amabilidad a los demás y que sea una cura a tantos corazones deprimidos. Es muy importante que ahora seamos amables.

Sonreír ayuda a ser amable.

-Una sonrisa no cuesta nada, pero vale mucho.

-Una sonrisa enriquece al que la recibe y al que la da.

-Una sonrisa dura poco, pero su recuerdo puede durar toda una vida.

-No hay nadie tan rico que no lo necesite, ni tan pobre que no la pueda dar.

La Amabilidad consiste en considerar, respetar, aceptar a las personas como son y alegrarse con sus éxitos. Amabilidad es atender a cada persona según lo que necesite en ese momento. La amabilidad es signo de madurez y grandeza de espíritu. Procurar ser una persona educada, respetuosa, agradecida, honrada, buena y servicial con todos. Y sobre todo muy cristiana. Sin criticar ni juzgar a nadie por sus actos o por su apariencia. Tú mismo te sentirás satisfecho de tu proceder, y sobre todo, DIOS te lo premiará.

Al principio quizás tengas que esforzarte para ser una persona atenta; pero después esto será para ti una costumbre y no costará trabajo alguno. Los que te rodean se sentirán influidos por tu amabilidad. Se caritativo, además de ser una virtud, es señal de buena educación. Todos tenemos faltas y defectos que molestan a los demás y debemos tener paciencia cuando los demás nos molestan con los suyos. Debemos de ser comprensivos.

Elogia sinceramente lo digno de elogio. Toda persona tiene defectos y limitaciones. Pero también tiene virtudes y cosas positivas. Pon siempre tu servicio a disposición de otros, dentro de lo razonable. Procura ser alegre y optimista. El optimismo no es miopía que no ve los males; ni indiferencia que niega el dolor. El optimismo no niega el mal, ni el sufrimiento, ni la necesidad del esfuerzo, ni la dureza de la vida, si no que se esfuerza en hallar en todo esto un lado bueno, un punto de vista confortador, un fin útil, un valor real, desconocido a primera vista.

Si sabemos iluminar con algún bien todo mal, embelleceremos nuestras vidas y haremos más felices a los que nos rodean.

Los acontecimientos exteriores no deben alterar nuestro estado de ánimo. Lo bueno y lo malo que nos ocurra nos puede servir para la gloria eterna. El optimismo, la paz y la alegría depende de nosotros mismos. El mismo sol que ablanda la cera, endurece el barro.

La persona optimista siempre está contenta, porque «nunca se sabe…»

No es lo mismo ser bueno que ser estúpido. Hacer el bien llena al ser humano de alegría y felicidad. Pero, no hay que confundir la bondad con el dejarse pisotear y humillar por alguna persona frustrada que para reafirmarse necesita hacer daño y ser pesimista o negativa en todo. Para evitar que se salga con la suya es mejor evitar o ignorarla, como si sus ofensas no nos afectaran. (oídos sordos)

Pero hay que saber defenderse sin ira y sin rabia, que nos altere el espíritu desfavorablemente. Nos descompone y desequilibra física, psíquica y emocionalmente. Debemos hacerlo, si no con dominio propio, con sentido del humor, y mejor con ironía. Pero siempre de forma razonable. Para no confundir la soberbia y el orgullo, que son una supervaloración de sí mismo con desprecio de los demás.

«La primera prueba de un hombre verdaderamente grande es su humildad» John Ruskin

Con la amabilidad podemos dar ese paso al amor. Amar es saber escuchar y solidarizarse con el que sufre.

Procura fomentar en ti las siguientes virtudes:

-Amabilidad

-Optimismo

-Entusiasmo

-Jovialidad

-Serenidad

-Afabilidad

-Equilibrio

-Comprensivo

-Acogedor

-Saber escuchar

Y para terminar les dejo este cuento griego que narra una noche oscura donde un ciego una con una lámpara encendida por una calle sin luz. Se encuentra con un amigo y le dice:

-¿Para qué llevas esa lámpara encendida si eres ciego?

-No llevo la lámpara para ver yo. La llevo para que los demás vean y no tropiecen conmigo.

Y es que ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos.

Espero que los anime a salir adelante, siendo AMAbles.

Bendiciones

Un comentario

Deja un comentario